La perseverancia en la vida
cristiana
Ser perseverantes,constantes, en nuestro caminar cristiano, es una de
las cualidades mas poderosa que podemos tener como creyentes. El diablo
intentara por todos los medios detenernos y hacernos tropezar por medio
de tentaciones y se moverá con fuerza para que fracasemos en nuestro
intento de servir a Dios exitosa mente. Cuando por un motivo u otro
hacemos lo indebido, automáticamente el acusador intentara
desprestigiarnos, haciéndonos ver, que no somos dignos de acercarnos al
Señor nuevamente. Los pensamientos de derrota, de traición,de
inseguridad, vendrán con fuerza, para dejarnos en la cuneta. Este es el
lugar de la duda, donde uno cree que Dios ya no contara mas con nosotros,
le hemos fallado, y aunque sabemos acerca del amor y de la gracia
de Dios, no somos capaces de perdonar nuestros propios errores.
El Apostol Pedro se encontró en esta situación cuando después de haber
negado a Cristo, se volvió nuevamente a sus tareas de la pesca, se
considero tan vil, tan miserable que la amargura lleno su corazón. De igual
manera también Adán se escondió de la presencia de Dios, su pecado le
trajo temor, y eso le hizo perder la confianza en su creador, pensado que
no había solución para El.
La perseverancia, nos capacita para levantarnos en las circunstancia mas
adversas, mas difíciles, nos empuja a seguir hacia delante, no sin antes
arrepentirnos delante de Dios de nuestros errores. Un creyente que conoce
a Dios, y no confía en sus propias fuerzas, sabe que un día, tarde o
temprano, habrá una caída, un fallo,una ocasión en la cual vamos a fallar a
nuestro Maestro. En ese día, nos tocara acercarnos humildemente al Señor
y pedir misericordia. No te quedes bajo el engaño de Satanás que quiere
hacerte ver tu desnudez, el Señor ha preparado para cada uno de nosotros,
la provisión de su sangre que fue derramada en la cruz para perdón de
nuestros errores. La misericordia de Dios es para siempre, seamos
compasivos delante de nuestras caídas, porque nadie puede decir: " A mi
no me pasara" No le demos ventaja a nuestro adversario, olvidándonos que
El es poderoso para restaurar y levantar al caído.
Isa 1:16 Límpiense y purifíquense, quiten sus maldades de mi vista, dejen
de hacer el mal
Isa 1:17 y aprendan a hacer el bien. Sean honestos con los demás, ayuden
al oprimido, hagan valer los derechos de los huérfanos y defiendan a las
viudas».
Isa 1:18 El Señor dice: «Vengan y arreglemos el pleito. Aunque sus
pecados sean como el rojo encendido, ustedes quedarán tan blancos como
la nieve. Aunque sean rojos como la púrpura, ustedes serán tan blancos
como la lana.
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