El lugar santisismo
Es una maravilla el leer el viejo testamento y aprender de como el
sacerdote entraba una vez por año y previo sorteo de quien tenia que entrar
para ministrar en ese Santo lugar donde descendía la presencia de Dios. El
sacerdote tenia que cumplir con unos estrictos ritos de purificación, y
tenia que estar perfecto en su cuerpo, en sus vestiduras, y aun en su
pensamiento. Un sacerdote, y una vez al año, no sin antes ofrecer un
sacrificio para purificación de sus pecados. Esto era la formula para el
antiguo testamento pero Cristo, nuestro gran sumo sacerdote entro una vez,
y para siempre en el lugar santísimo y no por sangre de animales sino por
su propia Sangre.
Heb 7:25 por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él
se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Heb 7:26 Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin
mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos;
Heb 7:27 que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos
sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego
por los del pueblo;(E) porque esto lo hizo una vez para siempre,
ofreciéndose a sí mismo.
Jesucristo abrió el camino al lugar santísimo, con su muerte en la cruz la
cortina que separaba el lugar santo del lugar santísimo se rasgo de arriba
hacia abajo, dándonos conocimiento el Señor que ahora tenemos libertad
para entrar a la presencia de Dios. Cristo por su fe en El, nos ha purificado
y nos ha hecho limpios de todo pecado.
Heb 10:19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar
Santísimo por la sangre de Jesucristo,
Heb 10:20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo,
esto es, de su carne,
Heb 10:21 y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios,
Heb 10:22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de
fe, purificados los corazones(F) de mala conciencia, y lavados los cuerpos
con agua pura.(G)
Heb 10:23 Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra
esperanza, porque fiel es el que prometió.
Jesucristo nos ha librado de toda tradición, para llevarnos a la presencia de
Dios, ministremos pues al Señor sacrificios de alabanza y postremonos
en adoración a su gran majestad.
Seamos fieles a la palabra, y vivamos ahora en el nuevo pacto, y no nos
dejemos llevar por las tradiciones de los hombres, Nuestras vidas han sido
compradas por un gran precio, hemos sido adoptados por hijos, y el Padre
nos ha hecho coherederos de sus riquezas juntamente con Cristo.
Dice la palabra que entremos confiadamente, no con temor, no con miedo,
confiadamente sabiendo que podemos entrar a ese maravilloso lugar,
donde esta su hermosa presencia.
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